Lugar donde trabajó, lugar donde aportó. La vida de Lido Anthony Lacocca, más bien conocido como Lee Lacocca, es un ejemplo del paradigma del "self made man" (hombre hecho a sí mismo) que, de la nada, supo transformar y revolucionar corporaciones con la creación de nuevos modelos y formas de trabajo. Nacido en Allentown, Pensilvania el 15 de octubre de 1924, el empresario estadounidense nació en el seno de una familia de inmigrantes italianos que se establecieron en el cinturón del acero del distrito y que trabajaron en el restaurante Yocco's Hot Dogs.

Se graduó en la Allentown High School, en 1942, y luego obtuvo una licenciatura en ingeniería industrial en la Universidad de Lehigh en Bethlehem, Pennsylvania. Tras su paso por esta facultad, obtuvo el Wallace Memorial Fellowship que le permitió entrar en la Universidad de Princeton, donde dio clases y realizó un máster en ingeniería industrial. Su formación académica se trasladó a la fábrica y comenzó a trabajar como ingeniero en prácticas en la compañía Ford Motor Company, en 1946. Paso a paso fue escalando posiciones por sus grandes aportes hasta llegar, en 1960 a la vicepresidencia y dirección general sustituyendo a Robert S. McNamara.

Momentos de cambio

Lacocca es considerado un líder por numerosas cuestiones. En primer lugar, por la creatividad y la originalidad de incorporar modelos nuevos que vayan de la mano del consumidor y los gustos del perfil estadounidenses. Una vez llegado Ford, revolucionó la compañía no solo con nuevas ideas de marketing, sino también nuevos modelos. Fue él mismo quien ideó, introdujo y desarrolló el famoso Mustang. Realizado el prototipo en 1963 y entrado en líneas de planta al año siguiente, el modelo tuvo un éxito rotundo con ventas récord. Su aspecto deportivo, algo inusual hasta el momento, y su precio económico, provocaron un gran impacto en los ciudadanos.

Trabajó en la Ford Motor Company de 1946 a 1978, donde introdujo el concepto y desarrolló el Mustang. Comenzó como prototipo en 1963, entró en las líneas de la planta al año siguiente y desde entonces no ha dejado de circular por las cadenas de ensamblaje, convirtiéndose en uno de los modelos Ford -si acaso no el más- que mayor tiempo se ha mantenido en plena producción. Cuando cumplió 20 años, en 1984, le quitó el récord al Ford T que se produjo entre 1908 y 1927, aunque lógicamente sin alcanzar su récord de 15 millones de unidades producidas. Desde 1970, fue presidente de Ford hasta su salida en el año 1978.

Persistencia y resiliencia

A pesar de los grandes cambios y el éxito de su creación, Lee Lacocca sufriría uno de sus momentos más duros. Por diferencias con Henry Ford II, fue destituido de su cargo en 1978. Pese a este dolor y estar desempleados, una nueva oportunidad se le presentaría a la vuelta de su casa. John Riccardo, el entonces presidente de Chrysler, lo contrató para que diera vida a una compañía que estaba venida abajo y estaba en las últimas. Rápidamente, Lacocca puso en marcha nuevos modelos de trabajo y dispuso de su impronta para desarrollar la subida de Chrysler.

Así como en su momento creo un auto deportivo, desarrolla un modelo para el momento. Leyendo las preferencias y las tendencias norteamericanas, implentó el Voyager, el primer monovolumen que salió al mercado, es decir, un auto que tiene el compartimiento del motor, de pasajeros y baúl integrados en una sola unidad, para aprovechar el espacio de manera óptima. Los modelos Dodge Caravan/Plymouth Voyager, fue uno de los vehículos más vendidos en Estados Unidos.

Su capacidad de resiliencias y su perseverancia lo han convertido en un referente empresarial. Logró, ya sea en Ford y Chrysler, instalar su personalidad y dejar su huella con la creación de modelos que impactaron en la sociedad norteamericana. Por otro lado, su cercanía con el público, la intuición para percibir los movimientos del mercado y su audacia e incentivo para llevar a cabo las ideas forjaron una personalidad que hoy, es ejemplo vivo para los emprendedores y líderes empresariales.