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Anti-fraude: códigos y protocolos para proteger la empresa

Ana López Espinar, líder de la práctica en KPMG revela el estado de situación en relación a la prevención de fraudes y reconoce que las pymes se suman a la tendencia, en parte, por la iniciativa de las grandes empresas. Además, brinda consejos e información para abordar el tema.

Anti-fraude: códigos y protocolos para proteger la empresa

El fraude es antiguo, pero eso no es noticia. Lo que sí lo es y cada vez alarma más a las empresas es la llamada “cultura del fraude”, que aqueja a las relaciones humanas en las organizaciones, demostrando ser destructivas para las estructuras que en ellas se aloja. Con fines de esclarecer la problemática y echando luz sobre el tema, Ana López Espinar, socia de Forensic de KPMG, la red global de firmas profesionales que proveen servicios de auditoría y asesoría, en una entrevista exclusiva con Multitaskers, delimita la problemática con información y experiencia. Un estudio llevado a cabo por KPMG Argentina reveló que todavía el compromiso de las empresas locales con respecto a la erradicación del fraude es bajo; dejando de lado los protocolos, evaluaciones y sistemas que contribuyen a su control.

Si bien un 92% cuenta con Auditoría Interna en sus compañías y el 96% un Código de Conducta, el 42% contestó que el mecanismo de denuncia independiente y anónima “aún no está implementado y, si lo está, se reconoce que tiene importantes deficiencias”. Para llegar a estas conclusiones, se realizó una encuesta a 74 altos directivos de empresas argentinas de primera línea, adicionando que el 47% no tiene procedimientos efectivos para dar seguimiento a las denuncias efectuadas y solamente el 54% dispone de los protocolos pertinentes para llevar el caso a un desenlace satisfactorio. Por otro lado, en 2014, la Asociación de Examen y Certificación de Fraude (ACFE en sus siglas en inglés), estimó que las prácticas fraudulentas e irregulares en la empresa afectan al 5% de la facturación anual de una compañía. A partir de aquí, López Espinar comparte con los lectores su experiencia.

¿Cuál es el estado de situación respecto de la llamada ‘cultura del fraude’?

Es algo que está muy difundido; diría que no hay empresa que no tenga algún tipo de fraude, aunque hay negocios y dinámicas de las organizaciones que hacen que ciertos tipos de fraude sean más propensos a ciertas organizaciones. Por ejemplo, una organización que trabaja con el Estado es más propensa a encontrarse con casos de fraude referidos a las áreas de compras. El sistema de fraude tiene más que ver con el trato con el cliente. Las empresas que brindan servicios suelen tener más fraudes de tipo contable.

¿Qué tipo de fraudes puede encontrarse en las empresas?

Hay varios tipos, pueden ser internos, externos o aquellos en los que el interno se pone en contacto con el externo y se benefician ambas partes. Están ampliamente difundidos las tres categorías. Lo que hay que tener en cuenta es el negocio, los procesos de la organización y el tamaño de la empresa para poder protegerse frente al fraude más propenso de la organización.

¿Qué efectos puede llegar a tener el fraude?

El costo del fraude tiene múltiples vertientes. El más evidente es, por ejemplo, que me hayan robado una pieza de inventario. Pero hay otros que pueden ser más complejos, como tener daños de imagen, con noticias negativas en los medios o el tener que someterse a rigurosas investigaciones del regulador. Los costos que están ocultos son muchas veces más sensibles, muchos más amplios, difundidos y serios que el costo de general un esquema anti-fraude.

¿Qué tan preparadas están las empresas para prevenirlos?

Estoy hace 15 años investigando fraude. Durante mas o menos ocho años, las empresas solamente eran reactivas: investigaban cuando tenían la obligación. A partir de allí, las empresas han empezado a desarrollar esquemas más preventivos, a fortalecer sus auditorías internas y sus departamentos de investigación de fraudes, poner controles antifraudes. Pero el nivel de madurez es muy variable: hay empresas que tienen planes antifraudes, códigos de conducta, evaluaciones de riesgos de fraude, mecanismos para investigar y otras que son muy incipientes en éste tema y no tienen siquiera pautada la responsabilidad de los empleados.

¿Qué tan graves son los daños que pueden darse en las pymes?

Son más graves proporcionalmente porque si sucede, por ejemplo, un caso de coima, es mucho más serio que en una empresa mucho más grande, ya que en general los sistemas de control son más débiles, no tienen un departamento de investigación. Es por eso que en estas compañías hay que prestar mucha atención en tratar desde la cúpula hasta abajo, incluso desde los dueños, tratar de contagiar una cultura de ética, de establecer los valores de la organización, generar códigos de conducta mínimamente con los principales valores de la compañía, hacérselos firmar a los empleados. Uno debe ir generando una estructura en los empleados e identificar los principales riesgos de fraude, aunque sea en términos genéricos.

Según tu experiencia, ¿las empresas extranjeras tienen otros estándares que las argentinas?

Eso es así porque ya tienen un camino hecho. Es un proceso de madurez, nosotros estamos empezando mucho más tarde. Estados Unidos nos lleva 20 años de ventaja en lo que son normas y aplicación de leyes anti-fraude.

¿Por dónde deben empezar las pymes?

Primero, hay que empezar diciendo que la alta dirección que la empresa va a tomar seriamente los temas éticos. Segundo identificar, aunque sea de manera simple, los principales valores que la empresa va a defender. Empezar a aplicarlo, por ejemplo, en la confitería de la compañía, en el comedor, nosotros avalamos este tipo de principios éticos. Luego elaborar un código de conducta, decir en el código de conducta que la compañía receta o valora estos principios éticos y no vamos a permitir que los empleados, ni los terceros ni nadie de esta organización y serán sancionadas aquellos que no los cumple, también deben ser sancionados aquellas personas que sabían de una situación de fraude pero no lo denuncian. Otro tema importante es saber identificar los principales riesgos. Hay que asegurarse de controles mínimos, aunque sea del traqueo de la información. Entonces, el plan sería: defender los valores, establecer un código de ética, anticipar los principales riesgos y contar con un canal de denuncia podrían conformar los elementos clave.

¿Las pymes tienen códigos de conducta?

Cada vez más, porque las empresas grandes que contratan a las pymes se fijan en esto por su propia reputación y directamente preguntan: “¿tenés código de conducta?”. Tenerlo es una ventaja competitiva. Nosotros les recomendamos a las grandes empresas que no contraten a empresas que no respaldan los principios y códigos que tienen. Pero muchas veces sucede que no siempre es fácil para las pequeñas empresas cumplir con estos requisitos. Otro punto clave son los protocolos, son simples, es nada más considerar cómo debería comportarse la organización en caso de detectar un conflicto de fraude. 

No hagas negocios sin ella