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La preservación del medio ambiente, el desafío de las pymes

La preocupación del cambio climático ha llegado a las empresas para convertirse en una exigencia básica dentro de los programas de RSE. Alejandro Roig, de Amerex, relata su visión al respecto y revela la importancia de llevarlos a cabo.

La preservación del medio ambiente, el desafío de las pymes
Por Alejandro Roig* (Exclusivo para Multitaskers)
 
Con la creciente preocupación provocada por el calentamiento global, la polución ambiental, la contaminación de alimentos, suelos, aguas y hasta el aire, es primordial incentivar y desarrollar buenas prácticas en la industria en general, en pos de atender las inquietudes crecientes de la población. En este contexto, el compromiso y las buenas prácticas de las empresas, deben transcender las condiciones óptimas de los productos que comercializan, atendiendo de igual modo el cuidado del ambiente donde se desarrollan. Pues, al fin y al cabo, de nada sirve generar un buen producto ocasionando daños ambientales. 
 
Ya no podemos mirar al costado pues las consecuencias de tanto maltrato al ambiente las estamos padeciendo hoy en día. Sin ir más lejos y para ser concretos podemos citar tres ejemplos tangibles de distintas industrias donde, actuando adecuadamente, se pueden generar buenas prácticas en pos del cuidado del medio ambiente.
 
El tema del tratamiento de efluentes es un proceso fundamental en este tipo de prácticas, ya que afectará de modo directo al entorno. Siempre y cuando hayan sido previamente tratados de una forma óptima en las unidades industriales (ya que, sin este buen manejo inicial, los resultados no serán satisfactorios), y respondiendo a la legislación específica de cada sector, es posible incorporar bacterias específicas que puedan acelerar el proceso de degradación y hacer que lleguen al descarte sin provocar daños ambientales.
 
En el caso de los hidrocarburos, esenciales fuentes de energía en el mundo globalizado, las demandas de la población, una legislación que monitoriza en forma eficiente y estricta esta actividad, las normativas legales y una creciente concientización relacionada con los daños ambientales provocados, han determinado un cambio de actitud en relación a los procedimientos. Gracias a esto, los inconvenientes históricos de imagen han sido superados. 
 
De todos modos, hoy en día surgen otro tipo de inquietudes a atender indefectiblemente: 
  1. Efectuar procedimientos que garanticen la menor interferencia medioambiental posible.
  2. Remediar los daños provocados en actividades del pasado. 
Para el sector agro-ganadero, el desafío radica en tomar conciencia de que es posible mantener la producción y rentabilidad reemplazando la utilización de agroquímicos y antibióticos, para darle paso a una agronomía y ganadería basadas en prácticas más naturales y sustentables, teniendo para esto a la microbiología como aliada. 
 
Incorporando en el suelo, microorganismos que funcionen como biofertilizantes y biopesticidas para el cultivo. Y en el caso de la cría de animales para consumo, suplantando el excesivo uso de antibióticos por probióticos, y otros aditivos naturales que actuarán como promotores del crecimiento animal, optimizando su salud general. 
 
Es así como una, a una, todas las industrias deben hacer lo propio desde el lugar que ocupan, no sólo para garantizar la excelencia en los productos que comercializan, sino para resguardar el ambiente en el que lo hacen. La sociedad en este punto ya no es flexible, la preservación del medio es hoy una exigencia básica. 
 
Ya no se aceptan procesos productivos que consideren la Responsabilidad Social Empresarial como algo extraordinario, o una acción como “vidriera”. La opinión pública está suficientemente informada como para detectar qué empresas son responsables, protegen y cuidan al medio ambiente en sus procesos, y cuáles no. Por eso, cada vez más el sector de RSE toma relevancia y es un área que debe reportar directamente a los más altos niveles de dirección de las empresas.
 
Esto es muy importante porque en algunos sectores, en pro de la productividad, a veces los responsables de la producción tienden a flexibilizar los procesos (en relación a las mejores prácticas ambientales). En este sentido, es una equivocación pensar que la falta de una política de RSE adecuada, no tiene consecuencias. Por el contrario, van desde el descrédito, a la preferencia por otras marcas. Pues los consumidores están cansados de sentirse engañados. Por eso, RSE debe ser una política esencial en la cultura de la empresa y, además, es un excelente diferencial de mercado que beneficia a nuestro entorno.
 
* Director en Amerex, firma que opera en mercado de desarrollo y aplicación de microbiología industrial.
No hagas negocios sin ella