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Por qué un buen líder sabe cambiar los puntos de observación

La autora plantea la necesidad de ampliar nuestra mirada del entorno para lograr, de esta manera, incluir en nuestro punto de vista la perspectiva de los demás y ser mejor líder.

Por qué un buen líder sabe cambiar los puntos de observación

Por Patricia Hashuel* (Especial para Multitaskers)

Un relato de origen chino describe la vida de un campesino que era considerado muy próspero porque era dueño de un caballo que utilizaba para arar la tierra y trasladarse. Un día, un rayo rompió la entrada del corral y el animal se escapó. Los vecinos al enterarse fueron a verle apenados por la pérdida diciéndole: “Qué mala suerte ha tenido vecino, de no ser por esta tormenta no habría perdido su único caballo”. El campesino simplemente dijo: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Sólo son puntos de vista”.

Unos pocos días después, el animal volvió acompañado de dos caballos salvajes de las montañas. Todos los vecinos se regocijaron por su buena fortuna y fueron a felicitarlo por su buena suerte. El campesino, simplemente volvió a decir: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Sólo son puntos de vista”. Al día siguiente, el hijo del campesino trató de montar a uno de los caballos salvajes; el animal lo tiró y el joven se quebró una pierna.

Debió ser entablillado y se le indicó guardar cama por un par de meses. Naturalmente todos los vecinos ofrecieron su consuelo por la mala fortuna. Y el campesino nuevamente dijo: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Sólo son puntos de vista”. Una semana más tarde, los oficiales de reclutamiento llegaron al lugar para alistar a los jóvenes para el ejército, ya que se había desatado una guerra en las fronteras de China. Ellos rechazaron al hijo del campesino porque tenía la pierna fracturada. Cuando los vecinos le dijeron lo afortunado que era porque su hijo no había sido alistado, el campesino contestó: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Sólo son puntos de vista”.

Siendo líderes

El coaching es una disciplina que apunta a cambiar el Observador que somos de la vida modificando la mirada que tenemos de ella. Nosotros somos una coherencia entre nuestra forma de ver la vida, las emociones que transitamos frente a ella y el cuerpo desde el cual observamos. Cuando hablamos de cambiar el Observador que somos, hablamos de intervenir por medio de preguntas de Coaching en cualquiera de esos tres territorios. “Una actitud saludable es contagiosa, pero no esperes que sea otro el que te la contagie”, como dice Stephen Covey.

Estos se encuentran interrelacionados por lo que, un movimiento en cualquiera de ellos modifica a los demás. La coherencia de tu Observador es la que te hace pensar de una determinada manera, te deja disponible un espectro de acciones y te posiciona en determinadas conductas.

El Coaching te asiste en el cuestionamiento de esta coherencia de manera que puedas cambiar tu punto de vista y transformar lo que aparece como un problema en una oportunidad eligiendo una emocionalidad de y un cuerpo que te permita abrirte a esa nueva manera de pensar. “El único fracaso que un hombre debe temer, es no poder abrirse camino hacia la meta que le parece mejor”, tal como decía George Eliot.

Piensa en el problema que hoy te obsesiona: ¿Cuáles son las creencias en la que está basado? ¿Cuál es la conversación que mantienes contigo acerca de ello? ¿Cuál es la postura que tienes frente a eso? ¿Cuál es la emocionalidad que te despierta? ¿Cuál es el espacio disponible que te dejan todos estos juicios? ¿Es el espacio que necesitas o sería mejor cambiarlo? ¿Cómo cambiarlo?

Cuestionándote todos esos juicios. “El problema de la mayoría de los seres humanos es que nacen siendo originales y mueren siendo duplicados”, decía Carl Jung. El punto es que cuando nos cuestionamos nuestros propios juicios lo hacemos desde el Observador que somos, por lo que nos cuesta salir de lugares que nos resultan conocidos.

Preguntas y problemas

Es aquí donde hace falta la intervención de un coach, ya que él llega a la problemática con preguntas que no se te podrían ocurrir por tus propios medios y que tienen que ver con su propio Observador. “Los curiosos de espíritu aprenderán. El coeficiente de curiosidad siempre me ha fascinado mucho más que el coeficiente de inteligencia”, decía Eugene S. Wilson.

Lo que quiero dejarte como mensaje es que tu forma de pensar no es única y que puede ser cambiada si así te lo propones. Nosotros somos responsables de nuestra manera de ver las cosas ya que ella nos deja disponible un mundo a la mano. Si ese mundo que nos deja no nos gusta, en lugar de vivirlo desde la queja o la crítica sintiéndonos víctimas, nosotros podemos cambiar nuestro punto de vista. Dijo Bill Gates: “El único activo de Microsoft es la imaginación humana”.

* Autora de “Conversando con un Coach”, de editorial Distal.

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