Paciente o intolerante. Exigente o flexible. Básico o sofisticado. Estos, y una lista más larga, definen al ser cliente que, según su lugar de origen, personalidad o características, varían de una u otra forma, ya que, no es lo mismo uno en Japón, que en Inglaterra o en la propia Argentina. Todo esto, conlleva a que las empresas locales se interesen por las cualidades de su clientela para tener mayor alcance. En una entrevista con Multitaskers, Mauricio Rosso, Gerente operativo de Tostado Café Club y Hernán Berardi dueño de Labor (Rotisería & Proveeduría) y Crisol (Cafetería y pastelería), cuentan su opinión con respecto al perfil argentino a la hora de consumir.
Sea un café, una rotisería o pastelería, es importante a la hora de desarrollar el negocio (y los productos) pensar en la persona que va estar sentada en la mesa y va a consumir el servicio. A la hora de definirlo, Rosso se enfoca en el cuidado de la economía y afirma que es “un cliente despierto y con ganas de comer bien sin descuidar el bolsillo” y reconoce su capacidad considerándolos “instruidos”. Por otro lado, en coincidencia con el gerente operativo, Beraldi hace referencia a lo dicho y afirma que cada vez son “más consciente” y, destaca también “su exigencia e inteligencia”. Por último, ampliando la definición, ambos ejecutivos están de acuerdo en que el cliente argentino, además, “no le gusta esperar” y es “sofisticado".
Una vez que son definidos, las empresas buscan y amplían las maneras de satisfacerlos para lograr una fidelidad que les permita, en un futuro, volver a abrirles las puertas. Para el caso del líder de Labol y Crisol, se enfoca en el “respeto” para complacer los deseos del cliente brindándole también “productos cuidado que mantengan el equilibrio de precio-calidad”. Bajo la misma línea, el ejecutivo de Tostado Café Club afirma que una de las formas es no solo “ofreciéndoles combos y manteniendo el nivel en la calidad de nuestros productos” sino también, sobre todo, “dándole la libertad de poder elegir lo que quiera comer, poder combinar como quiera su sándwich con el aderezo y la yapa que prefiera”.
Así como sabemos cuál es la forma de deleitarlo y entusiasmarlo con el servicio, también no debemos perder de vista lo que no hay que hacerle nunca cuando se lo atiende. Tener principios en la atención y saber transmitirlo a los empleados es importante para el éxito final. Tanto el generante de Tostado Café Club como el creador de la rotisería y la pastelería, cuentan las cuestiones importantes que hay que evitar ante el cliente argentino:
Yendo a los productos en sí, el argentino se destaca por tener un gusto amplio en el cual no tiene una preferencia especial por ningún alimento en particular. Por ejemplo, con respecto a lo dulce o salado, sea para el desayuno, el almuerzo o la cena, Rosso aclara que al “gustarle ambas cosas” ofrecen “como buen porteño, lo salado para empezar y algo dulce para el café o postre”. Por su parte, Beraldi agrega y confirma que por suerte “hay paladar para ambos” y es por eso que tienen “oferta para todos”. Yendo a una mirada personalizada de cada local y viendo el consumo de cada cliente en los mismos, el jefe de Crisol cuenta que “lo simple muchas veces dice la identidad de un lugar”, por lo que “un buen pocillo de café habla por sí solo, un espresso con leche (latte) de crisol es el clásico más solicitado”. Por su parte, el gerente ratifica que el producto más solicitado es el tostado argentino.
Mariano Ylarri
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