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Los hermanos Wright: el método que los hizo volar, aplicado a la empresa

Los pioneros de la aviación no lograron despegar de la Tierra sólo por sus conocimientos de la física práctica, sino por su método de trabajo. Un libro lo recoge para llevarlo al día a día en la empresa.

Los hermanos Wright: el método que los hizo volar, aplicado a la empresa

Ingeniosos, observadores y metódicos, los hermanos Wilbur y Orville Wright, nacidos en Estados Unidos, diseñaron y construyeron a principios del Siglo XX los primeros planeadores de la historia, convirtiéndose en los pioneros de la aviación mundial. Dueños de una dinámica única de trabajo, investigación minuciosa y curiosidad intelectual admirables, su iniciativa e interés los llevaron a descubrir los principios físicos para hacer despegar al hombre de la Tierra y suspenderlo en el aire.

La historia de los hermanos Orville y Wilbur Wright va más allá de convertirse en los pioneros de la aviación mundial, porque lograron en el mundo lo que nadie hasta ese momento había conseguido jamás: volar. Su historia es tan increíble como desconcertante, y con los años han inspirado a presidentes, líderes de opinión y directivos mundiales en el desafío de definir sus gestiones de mando y estilos de liderazgo basados en su filosofía de trabajo: respeto hacia los demás, trabajo duro, capacidad de aprendizaje y curiosidad intelectual.

Cuesta arriba

La formación de Orville y Wilbur Wright se limitaba al nivel de bachillerato. Por eso, y para ganarse la vida, montaron un taller de reparación de bicicletas que llamaron Wright CyCle Co, que además les permitió un tiempo libre considerable como para desarrollar una gran pasión: investigar en forma sistemática estudios relativos al vuelo. Conocían muy bien la mecánica práctica, y los estudios de investigadores anteriores a su época sobre posibles avionetas o motores capaces de suspenderse en el aire por un tiempo los orientó a construir un primer artefacto capaz de volar, el primero en la historia más pesado que el aire.

La filosofía de trabajo de los hermanos Wilbur y Orville Wright inspiró a más de un líder en el mundo al momento de definir directrices de acción y estrategias de negocio. Fueron admirados y respetados por su empeño y perseverancia, en una constante prueba y error de sus ensayos y proyectos más exitosos.

El libro “El método de los hermanos Wright”, de Mark Eppler, da cuenta del método que utilizaron para llevar al éxito e invita a “líderes empresariales y a los profesionales de todos los campos a beneficiarse en su trabajo diario de principios como estos: concebir ideas a través de un conflicto constructivo; resolver primero la parte más difícil de un problema; experimentar constantemente con las mejoras; abordar un problema de manera lógica y a la vez contar con opciones ilógicas; preservar una pasión constante por el conocimiento; prestar una atención meticulosa al detalle y lograr mucho más como equipo que como individuo”.

Principios rentables

Todos estos principios para la gestión empresarial y de personas fueron desarrollados e implementados por los hermanos Wright para lograr rentabilizar sus proyectos, comprometer el trabajo de ingenieros que los ayudarían en sus estudios y consolidar su negocio tras un continuo debate en equipo que enriqueció y diferenció su gestión.

Orville y Wilbur solían discutir horas o días sus proyectos, siendo muy meticulosos y analíticos en la evaluación de cada estudio, ensayando investigaciones que, por supuesto, también tenían errores, pero tomando de las primeras experiencias lo bueno y sobresaliente para lograr superarse en próximos desafíos. Una de las formas que muchas veces adoptaban para dar solución un problema era la indagación continua. “¿Qué pasaría sí… (reemplazamos esto por lo otro, hacemos esto en vez de aquello, etc)?” Este tipo de ejercicio los llevaría, por ejemplo, a crear frenos laterales mejorados para una de sus bicicletas.

Otra de sus costumbres era la de entender que para encontrar soluciones era necesario estar continuamente aprendiendo. Si se fanatizaban por algo cuidaban de formarse correctamente, investigando y llevando dicha teoría a la práctica, innovando posibles resultados a partir de la creatividad. Entendían que la disposición para aprender era la única forma de ejercer la creatividad para la solución de problemas o bien, para el nacimiento de nuevas ideas.

El proceso de volar

Para probar sus desarrollos, en 1901, los hermanos Wright inventaron una instalación conocida en la actualidad con el nombre de “túnel de viento”, en la que pondrían a prueba las características aerodinámicas de los proyectos, como la máquina voladora de 9,76 metros de envergadura y 1,52 metros de cuerda equipada con una cola vertical doble. En esta última se basaron para construir el “Flyer I”, aeroplano que en diciembre de 1903 lograron suspender en el aire por casi doce segundos. 

El avión no era capaz de volar por sí solo, ya que requería la ayuda de una catapulta externa activada por peso, que lanzaba al “Flyer I” al aire. Entonces en 1908 y tras años de estudio, pruebas, ensayos y un trabajo duro registraron un nuevo récord al construir el avión Wright, que voló durante 62 minutos completando 57 círculos a una altura de 36,6 metros. Este último gran logro convirtió a los hermanos Wright en una celebridad nacional y los llevó a Europa para continuar con sus pruebas y superar las marcaciones obtenidas.

“Lo que se necesita, principalmente, es habilidad en lugar de maquinaria”, insistía un Wilbur Wright, quien en 1908 había batido nuevas marcas de distancia y altitud de vuelo en Francia. Junto a su hermano Orville firmó un contrato con el Servicio de Transmisiones de los Estados Unidos para fabricar un avión que volara durante 10 minutos a una velocidad de 64 km/h. Con el mismo método, el resto es historia conocida.

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