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Shigetaka Kurita, el ‘padre’ de los emojis que revolucionó la forma de comunicar

En 1999, con tan solo 26 años, diseñó para la agencia de comunicaciones NTT DoCoMo los primeros 176 emojis de 12x12 pixeles que luego revolucionarían la comunicación humana. La vida del diseñador de interfaces que hoy lucha por la autoría de su creación.

Shigetaka Kurita, el ‘padre’ de los emojis que revolucionó la forma de comunicar

Shigetaka Kurita nunca imaginó que, por crear una serie de íconos, iba a revolucionar el mundo de la comunicación y a crear un idioma universal. Nacido en la Prefectura de Gifu, Japón, en 1972, comenzó a trabajar como diseñador de interfaces en la compañía telefónica Nippon Telegraph and Telephone Corporation (NTT DoCoMo). En febrero de 1999, la compañía presentaba su servicio I-Mode, el primer sistema relevante de internet móvil en el mundo. Previa a su lanzamiento, la marca le encargó a Kurita una serie de íconos para que las personas pudieran comunicarse de manera sencilla. 

Inspirados en el manga, los caracteres chinos (kanjis) y las señales de tráfico, el japonés inició, sin darse cuenta, la revolución de la comunicación que años más tarde llegaría a partir de la evolución tecnológica de la telefonía móvil, con el creación de las distintas marcas como Apple, Nokia o Motorola. Para su desarrollo, Kurita buscó símbolos que evocaran pensamientos o emociones de manera inmediata más allá de gustarle o no a los usuarios.

“En un mes pasamos del concepto al desarrollo. Primero hice una lista de todos los pictogramas necesarios, los reduje a unos 200 y pensé en el diseño. Había que representarlos en 12×12, lo cual limitaba mucho la creatividad y hacía que fueran pocas las variaciones posibles. Fue complicado expresarse en 12×12”, explicó en su momento. El resultado había sido 176 imágenes de 12×12 píxeles en blanco y negro creados a lápiz y papel que, más adelante, se convirtieron en la base de todos los emojis.

La revolución comunicativa 

Estas pequeñas imágenes comenzaron a de a poco a instalarse dentro de la comunicación diaria de las personas y llegó a modificar un paradigma en la sociedad. Este cambio no solo se dio a raíz de la creación y el desarrollo de los Smartphones, sino también la evolución de las aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp, Telegram o Hangouts. Hoy, existen más de 1.800 emojis que son utilizados por el 90% de los usuarios online.

Pero no todo iba a ser felicidad para el llamado “padre de los emojis”. A pesar del éxito de su creación que inspiró a un nuevo lenguaje universal, él se quedó sin recompensa. Al no creer que su diseño podía llegar a traspasar fronteras, el autor no certificó su autoría, por lo que, los millonarios derechos de autor, los posee ahora la empresa donde trabajó en 1999, NTT DoCoMo.

Casos similares han ocurrido detrás de grandes empresas como Nike o Apple. “Nunca pensé que mis diseños llegarían a convertirse en la forma de comunicación de mayor crecimiento del mundo. De haberlo sabido, hubiera certificado mi autoría para cobrar derechos de autor. Y es que los emojis no dejan de ser pictogramas como los signos de una cara sonriente que no se pueden patentar”, se lamentaba en una entrevista.

El reconocimiento

Luego de 20 años y ya instalado los emojis en el mundo, finalmente llegó el reconocimiento para Shigetaka Kurita. El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) decidió recuperar y compartir los 176 emojis originales de su autoría para la difusión y la exhibición de la obra que marcó un antes y un después. Se reveló que, para la inauguración, él mismo se pagó los pasajes de avión y sólo se pudo quedar dos noches en la Gran Manzana, por los precios elevados del alojamiento.

Más allá de esto, Kurita se mostró orgullo de su trabajo y pese a no obtener ganancia por ello, celebra el uso de los emojis y así lo confesaba en una entrevista con el diario El País: "Es algo que me alegra, las letras y los caracteres de los distintos alfabetos no son objeto de derechos de autor, así que los emojis tampoco deben serlo. Los creé para que fueran de dominio público y me enorgullece que así haya sido”. El diseñador positivista se convierte, con sus capacidades y su bondad, es un modelo ejemplar para el mundo emprendedor.

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