Alicia Caballero acaba de ser confirmada como flamante Decana de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina, casa de estudios en la que se licenció con Medalla de Oro y obtuvo su título de Doctora en la misma materia (Summa cum Laude). Su extenso currículum vitae incluye un programa sobre Fusiones y Adquisiciones en la prestigiosa Wharton School, de la Universidad de Pennsylvania y experiencia en Citibank, BankBoston, Fundación Invertir, además de ser autora de varios libros.

En la actualidad, además de tener su propia consultora, es directora de Capital Para Pymes SA, gerenciadora de inversiones del Fondo ILEX, un proyecto del BID con el Fondo Multilateral de Inversiones. En una entrevista con Multitaskers, la autora reflexiona sobre sobre el porvenir de la economía global y local, las pymes, los emprendedores y la capacitación en negocios y economía.

Analizando los ciclos históricos de la economía argentina: ¿Qué podemos esperar en el mediano plazo en el país?

En las últimas décadas, los ciclos de la Argentina se han extendido, en el mismo sentido que en la economía mundial. El mundo ha vivido una etapa de gran moderación de 1983 hasta el 2003, con la inestabilidad de los ‘80 y el gran crecimiento de los ’90, influenciado por la revolución de la tecnología, los servicios en general y potenciado por la ingeniería financiera. Luego transitó el ciclo dorado 2003-2007 (todos los países crecieron y los países emergentes crecieron a mayor ritmo que los desarrollados: sincronizada y convergentemente). La crisis mundial en 2008 desató un ciclo recesivo mundial que aún hoy tiene consecuencias en el mundo desarrollado. En este sentido, la Argentina, al igual que el resto de los emergentes mantuvo su ciclo creciente, con características disímiles al de los líderes emergentes pero evitó el contagio. Ahora, el mundo desarrollado muestra señales de recuperación y los emergentes observan cuellos de botella tras un gran crecimiento, en particular los BRIC.

¿Cuáles serán los pilares de la economía local mirando al futuro?

Los pilares son las “asignaturas pendientes” que tiene la Argentina desde hace años: educación, infraestructura, fortalecimiento institucional y competitividad. Dado el panorama mundial, es imperioso un proyecto de país que ayude a gestionar, a generar nuevas tecnologías, a agregar valor y a mejorar el bienestar general de la sociedad, en un proceso sostenido a través del tiempo.  La Argentina dispone de recursos (naturales y humanos) suficientes para permitir un proceso de crecimiento con inclusión social.

¿Por qué cuesta tanto a las firmas argentinas ser competitivas y exportar productos con alto valor agregado?

Porque la competitividad no se compra, se construye a través del tiempo y requiere de reglas de juego claras y de instituciones sólidas. Para ser competitivo hay que invertir, y para invertir es necesario acceder a financiamiento de largo plazo (crédito o capital) y un horizonte predecible que le permita al empresario calcular el retorno esperado. Por otra parte, la agregación de valor es cerebro intensiva, y muchas veces intangible, y consecuentemente no puede ni prendarse ni hipotecarse. Es muy difícil para una empresa en la Argentina lograr financiar el desarrollo de activos intangibles. Todos alaban el valor agregado pero muy pocos se animan a financiarlo.  

Durante décadas, las finanzas corporativas fueron claves para crecer, al punto que los CFO se convirtieron en las estrellas de las empresas: ¿Eso cambió hoy? ¿Quiénes son los nuevos “nortes” de las compañías?

Las finanzas siguen siendo una parte fundamental del funcionamiento de las empresas. Un inadecuado manejo financiero puede determinar el final de una empresa. Por otra parte, cuanto mejor es el manejo financiero, más se optimizan los recursos disponibles. 

Es cierto que ciertas transacciones “glamorosas” de las finanzas corporativas, como las fusiones o adquisiciones son menos frecuentes por estos días, pero eso no implica que un buen manejo financiero no sea crucial para el éxito de una empresa. Pero nunca olvidemos a (Franco) Modigliani y (Merton) Miller, quienes estipularon que el verdadero valor de una empresa está determinado por la generación de riqueza que el negocio pueda generar.

Las pymes son las grandes empleadoras y un motor relevante de la economía: ¿Qué oportunidades tienen las pequeñas firmas en este contexto de grandes cambios disruptivos?

Las pymes tienen en general una enorme ventaja en relación a las empresas grandes: la velocidad con la que pueden cambiar e innovar. Un velero puede virar mucho más rápido que un transatlántico. En una época signada por el cambio permanente, es bueno poder moverse con dinamismo.

¿Y qué amenazas tienen?

Las amenazas tienen que ver fundamentalmente con dificultades de acceso al financiamiento, que determina que en muchos casos opte por un financiamiento extremadamente caro, que la debilita, y por contextos con regulaciones múltiples y cambiantes que absorben muchísima energía gerencial.

Los emprendedores también aparecen como un grupo muy dinámico dentro del ecosistema de negocios: ¿Por qué muy pocos logran sostenerse en el tiempo? ¿Es el contexto “argentino” u otros factores?

El ecosistema emprendedor es fundamental para asegurar una economía innovadora y competitiva. Como lo he explicado y escrito muchas veces, todos los países que quisieron estimular el desarrollo emprendedor, impulsaron el mercado de capital de riesgo, insumo fundamental para permitir que un proyecto exitoso se transforme en una empresa.

En tu rol de nueva Decana desde marzo: ¿Qué nuevas habilidades deben aprenderse en las carreras clásicas para enfrentar este contexto tan cambiante?

Una carrera universitaria da una herramienta fundamental para enfrentar contextos cambiantes: la capacidad de pensar analíticamente. Muchas veces los chicos lamentan las materias matemáticas. Pero la matemática desarrolla maravillosamente la capacidad de resolver problemas. Dicho esto, en las Ciencias Económicas es fundamental desarrollar la capacidad de innovación, el manejo amplio y apropiado de la tecnología (navegar por Internet o jugar Candy Crush no es lo mismo que saber utilizar Excel), el trabajo interdisciplinario, la capacidad de trabajar en equipo y de liderar personas.