Aprender y adquirir conocimientos también es parte de las empresas. La educación no cierra sus puertas en la universidad, sino que se amplía mucho más y se dirige a otros universos como el de los negocios. Es por eso que, con el objetivo principal de difundir conocimiento, Manuel Sbdar, luego de graduarse en Ciencias Económicas por la UNT y obtener un MBA por ESADE Business School de Barcelona, creó la Escuela de Negocios Materia Biz, un espacio para el intercambio de ideas, conocimiento y experiencias en gestión que, orientada a las pequeñas y medianas empresas, estimula el valor del conocimiento como fuente relevante para el crecimiento.

Sbdar, con una vasta experiencia por detrás, ha escrito libros como “La guita se hace laburando” y “Diagnóstico Financiero” y también es columnista en Clarín. Siendo presidente de la Fundación Educativa Materia Pública y fundador y ex director de Educación Ejecutiva y del Programa Executive MBA de la Universidad Torcuato Di Tella, se involucró en el mundo empresarial para apuntar, a través de los saberes, una sociedad más equitativa. En diálogo con Multitaskers, el profesional no solo cuenta cómo las pymes argentinas se capacitan en la actualidad sino también ofrece consejos para que el conocimiento “sea propiedad de la organización”.

¿Qué buscan las pymes a la hora de capacitarse?

El empresario pyme no tiene tiempo para perder, necesita poder implementar lo que le enseñan, no le sirve la pura teoría y necesita que su interlocutor, el profesor, hable su idioma. Un empresario pyme tiene poca paciencia, si no le ve utilidad a lo que le están enseñando, se va. Con ese desafío se enfrenta quien se quiera dedicar a la capacitación de empresarios pymes. La clave entonces está en las características de los contenidos y de los profesores. Un profesor que no haya metido sus manos en el “barro”, que no tenga experiencia empresaria lo tendrá muy difícil. Es fundamental que el empresario entienda el concepto de estructura financiera, pero es imprescindible que pueda, en una clase, diseñar la suya, sino, si queda en la teoría, al empresario pyme no le sirve. Para enseñar haciendo es necesario contar con conocimientos y experiencia, es necesario contar con profesores que puedan escuchar casos, los de los participantes, que nunca había escuchado antes y dar respuestas. La capacitación de empresarios pymes es un enorme desafío, pero el empresario pyme, cuando adquiere un conocimiento, lo usa y lo aprovecha como pocos.

¿Qué tan importante es capacitarse para el éxito del negocio?

Es muy importante el palpito, la intuición, la corazonada del empresario pyme. Sin embargo, si a eso, que es innato, le suma conocimientos, las probabilidades de construir una empresa que lo trascienda será muy elevada. Podés fijar precio como lo hiciste toda la vida, mirando el precio de tus competidores, pero también podés saber que existen cuatro métodos alternativos a ese y tal vez alguno de ellos sea el mejor para tu producto. Podés distribuir tu producto haciendo un recorrido en función de tu experiencia, pero también podés saber que existen modelos de distribución que minimizan los costos del reparto y son de muy fácil implementación. La intuición es fundamental, pero si se le suma conocimiento es casi imbatible. Los empresarios pymes que se preparan, que incorporan aquellos conocimientos que no poseen y lo trasladan a su organización, son los que generalmente están al frente de empresas perdurables.

Al margen de la educación: ¿Cómo están las pymes hoy en la Argentina?

El gran desafío de las pymes en nuestro país es lograr la perdurabilidad. Superar los 10 años permite tener altas chances de mantenerse en pie en el largo plazo. No es solo una cuestión de financiación. Claro que los recursos financieros son imprescindibles para afrontar el crecimiento, pero la clave es qué hacer con esos recursos. El modelo de Zimmer te dice cuál es el potencial de crecimiento bajo el criterio de equilibrio de la estructura financiera. Ya podés tener recursos, pero si no aplicas Zimmer, ¿cuánto vas a crecer? El desafío es que llegue en forma masiva el conocimiento que una organización necesita para ser perdurable.

¿Qué es más importante, adquirir habilidades personales o tener conocimiento en gestión?

Debemos entender la diferencia entre ambas. El desafío es proveer de conocimiento a las organizaciones y esto implica un aprendizaje permanente. Habilidad es la de un profesor dando una excelente clase, un cocinero haciendo un plato único, un peluquero haciendo un corte novedoso…conocimiento es una metodología, un proceso, un modelo de dar clases, cocinar o cortar el pelo. Un modelo transferible a todos los miembros de la organización sin por eso desconocer las individualidades. Los emprendedores necesitan crear organizaciones inteligentes que no sean dependientes de una, dos o tres personas. Necesitan lograr que el conocimiento sea propiedad de la organización.

Por la comprobada inutilidad de los discursos inspiracionales promovidos por gran parte de los miembros del autodenominado ecosistema emprendedor, es que el conocimiento empieza a tomar el protagonismo y que los emprendedores empiezan a desechar los espejitos de colores. No importa tanto “quién” lo hizo, lo importante es “cómo” lo hizo. 

Ocho de cada 10 empresas desaparecen en los seis primeros años de vida ¿A qué se debe esto? ¿Qué es lo que deben tener las empresas para no sucumbir?

Nuestro país tiene una alta tasa de creación de empresas y ese es un factor muy positivo dado que cuantas más empresas existan, mayor será el crecimiento de la riqueza de nuestra sociedad medido en términos de producto bruto. Sin embargo, una muy elevada proporción de creadores de empresas, lo hacen como un desafío o lo hacen por la pura intuición de haber dado con una gran idea. Y aunque ambos son factores necesarios para encarar un emprendimiento, ni por asomo son suficientes para construir una empresa perdurable en el tiempo. Una empresa para no sucumbir debe tener un modelo de negocios, debe tener al menos una razón por la que un potencial cliente elegiría su producto o servicio en lugar del de su competidor. Y esa razón no debe expresarla con adjetivos (excelente servicio, atención, calidad, rapidez…) sino que debe ser información real y cuantificable. No alcanza con tener un “buen” producto o servicio, es necesario entender quién es, como se comporta, que busca el público objetivo y diseñar una oferta que lo interpele, lo atraiga y sobre todo que se diferencia de todas las otras.