Durante las jornadas de trabajo las personas de cualquier rango van sufriendo y acumulando estrés que, a causa de múltiples factores externos, puede provocar un desequilibrio en la armonía emocional y hasta desencadenar lo que hoy los expertos llaman Síndrome Burn-out.
Éste padecimiento, también llamado “síndrome de desgaste profesional” o “de la cabeza quemada”, se genera a partir de múltiples factores emocionales e interpersonales, que se presenta en los ambientes laborares y que incluye, además, fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido.
Los síntomas que se pueden percibir a causa de este mal pueden ser tanto físicos como emocionales. Entre los primeros podemos encontrar dolores musculares, trastornos digestivos y bajas defensas. Por otro lado, aparecen cambios de carácter, como malhumor o se empieza a perder el control sobre las emociones, generando ansiedad o depresión, que se manifiesta con un gran cansancio.
Son muchas las causas que, según los especialistas, llevan a este estado de agotamiento, cinismo e ineficacia. Entre los perfiles que más suelen padecer este tipo de padecimiento están aquellos que tienen horarios de trabajo excesivos o no cambian su ambiente laboral en largos períodos de tiempo. Además, el síndrome suele darse entre quienes tienen mayor contacto con otras personas.
De acuerdo a un estudio realizado en 2014 por Grupo RHUO, en alianza con la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), el 26,6% coincide en que el bajo salario en relación con la responsabilidad del puesto es lo que más estrés genera. Luego el 24,2% dice que la tensión se da por la falta de coherencia entre lo que las organizaciones dicen y hacen. Por otra parte, el 67,4% afirma que la situación económica del país le genera mucho estrés.
El ingeniero Federico Fros Campelo, autor de la “Ciencia de las Emociones” y otras publicaciones sobre el tema, asegura que el “cerebro paleolítico” del hombre actual entiende que el estrés que aparece “cuando no llegamos a cumplir con los plazos de los proyectos y nos meten presión” es similar al que se producía cuando se aparecía en el camino un predador. “Los cambios fisiológicos en el cuerpo son semejantes: glucocorticoides y catecolaminas cabalgan raudamente por nuestro torrente sanguíneo. Sólo que los agentes estresantes de nuestra vida moderna no son únicos y repentinos, sino crónicos y recurrentes. Así, cada ola de hormonas del estrés se superpone sobre la anterior y termina por no reabsorberse en nuestra fisiología”, explica.
Por eso, exhorta a estar atentos a dos “señales de que realmente necesitás un descanso: (a) Te sentís indispensable para la organización y no podés faltar ni un instante; y (b) Estás demasiado ocupado para tomar vacaciones”. Si uno siete “(a) o (b) es porque paradójicamente tu cerebro necesita hacer una apropiada pausa, procesar las cosas de otra manera que no parezcan una amenaza, y recuperarse exponiéndose a actividades diferentes”. Esto es porque “la novedad distrae al cerebro y le permite elaborar interpretaciones desde un entusiasmo diferente”.
Éste padecimiento causado por el estrés constante al que muchos se ven sometidos durante el año, se puede disminuir y, mejor aún, evitarlo de muchas maneras. Para no ser una víctima más del desgaste hay que aprender a organizar las obligaciones laborales y saber equilibrarlos con la vida personal. Según los especialistas, es importante además lograr determinar las prioridades y, luego, combinar las urgencias con los espacios libres.
A continuación Multitaskers resume en10 claves la manera de escapar del síndrome Burn-out:
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