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Cómo llevar adelante un divorcio societario sin dañar la empresa

No siempre los planes resultan como se proponen. Muchas veces, aparecen diferencias irreconciliables que encienden luces de alarma sobre la relación societaria. Cómo organizar la separación sin afectar la rentabilidad.

Cómo llevar adelante un divorcio societario sin dañar la empresa

Cuando se selecciona y lleva adelante un emprendimiento con uno o más socios, lo que menos suele pensarse es una posible ruptura de negocio en el futuro. Además de las cuestiones que hay controlar de antemano como evaluar la inversión inicial, la responsabilidad de los socios o la carga impositiva, también debe analizarse las formas para evitar los riesgos de eventuales divorcios societarios. Especialistas hablaron con Multitaskers y dieron a conocer las claves para llevar adelante una desunión, sin perjudicar la rentabilidad del negocio.

En principio, la disolución de las sociedades, no solo afecta la parte legal y accionaria de la empresa, sino que también daña el trabajo diario de la misma. “Cuando los accionistas son parte del management de la empresa, entonces no hay fusibles, y el conflicto afectará al negocio, inevitablemente”, dice Cristian Fox, del estudio Allende & Brea. Por otra parte, Jorge Omar Hambra, director del Club Argentino de Negocios de Familia (CANF), afirma que hay que tener en cuenta dos aspectos, el sustancial y el relacional: “El primero se refiere al objeto sobre el que se está negociando y el segundo a la relación que une a las personas involucradas en la negociación”. Por otra parte, asegura que en los casos de empresa familiar, por ejemplo, el peor de los aspectos que puede afectar una negociación es “la relación familiar”.

“Cuando los accionistas son parte del management de la empresa, entonces no hay fusibles, y el conflicto afectará al negocio, inevitablemente."

Los divorcios societarios pueden variar de acuerdo al problema, las razones de la separación y los implicados. Pero también, hay un aspecto más que hay que tener en cuenta: el tipo societario. “En las empresas con un fuerte contenido personal entre los socios (Sociedad de Responsabilidad Limitada SRL o Sociedad Anónima SA cerrada) prima la personalidad de los socios”, explica Fox a Multitaskers. Por otro lado, afirma que en las empresas cerradas o familiares “es común encontrar gente que no tiene en claro cuál es su objetivo” y el caso de empresas profesionales que son socias para un negocio, “es probable que estén mejor preparadas para el conflicto, pues existe un management que ayudará a evaluar fortalezas y debilidades de cada curso de acción”.

Los divorcios societarios suelen relacionárselos con aspecto negativo. Ahora, ¿siempre es necesariamente malo? Para el director del Club Argentino de Negocios de Familia, por ejemplo, un divorcio societario “no es necesariamente malo”, pero advierte que en algunos casos, “continuar con la relación societaria a toda costa puede ser más perjudicial para la relación familiar que separarse en buenos términos”. Bajo la misma lógica, el letrado de Allende & Brea, expresa que “siempre es aconsejable evitar que la sangre llegue al río” y si las diferencias son insalvables, es conveniente “que el alejamiento del socio o la decisión de cerrar el negocio sea lo más civilizada posible”.  

¿Por qué el divorcio?

Son muchas las razones por las cuales los miembros de una sociedad se separan. Entre ellas, se pueden dar por algunas diferencias irreconciliables o nuevos proyectos que generan la atención de alguno de los socios fundadores. “La principal causa es la existencia de diferentes enfoques sobre cómo continuar el negocio. En los casos de empresas familiares, es común que el esquema familiar se repita en la empresa y en los casos de socios comerciales no parientes, al igual que en todas las relaciones, se contrapone el optimismo y el pesimismo de los socios sobre la viabilidad del negocio”, confirma el especialista en Derecho Comercial y de Empresas. Dice además que otra de las cuestiones de ruptura se da al “negarse a ver deficiencias propias o reconocer virtudes ajenas”.

Bajo la misma lógica y refiriéndose a empresas familiares, para Hambra, las razones principales se dan porque no hay una óptima articulación entre el ámbito de la familia y el ámbito laboral: “La mala articulación de estos dos aspectos conlleva a una indiferenciación de ámbitos, donde se comienza a hablar en el hogar de la empresa, y en la empresa de la casa y la familia, después al aumento de la complejidad conversacional, cuya consecuencia es que se solapen y confundan roles y relaciones y por último, al desplazamiento de temas y la lateralización de la comunicación, que produce que se hable de un solo tema y todos los demás queden subordinados al negocio, lo que satura la comunicación familiar”.

Un caso excepcional y más emblemático de divorcio societario, según Fox, es la de “los herederos de Samsung”. Aquí, todos hermanos (sucesores) están en disputa al entender que “no se ha cumplido la voluntad del fundador volcada en un testamento”. Allí, dice, el dinero ha pasado a un plano secundario y las acusaciones e investigaciones que se hicieron incluso le han generado condenas criminales al pariente que se encuentra manejando la empresa. “La cuestión sigue abierta, pero evidencia la necesidad de planificar una sucesión en la empresa familiar, y luego, cómo existen asuntos que no se arreglan por más dinero que los afectados pretendan”, declara el abogado.

Claves para no sucumbir

Las maneras de evitar grandes dolores de cabeza luego de una separación societaria pueden variar según el tamaño de la empresa. Para Fox, por ejemplo, las pequeñas empresas “generan en los dueños un sentimiento de propiedad característico, y a diferencia de otro tipo de emprendedores, los beneficios se buscan en el largo plazo, postergando incluso la distribución de ganancias inmediatas”. Por otro lado, aconseja que si el sentimiento de propiedad y la visión a largo plazo desaparecieron, y cada uno ha buscado nuevos horizontes fuera del negocio común, “es conveniente que exista un sistema acordado previamente que establezca cuándo y cómo un socio puede irse”.

Para Hambra, es importante no solo reemplazar “la idea de ruptura por la de proceso progresivo de separación”, sino que también es imprescindible “abordar el tema con una estrategia de diálogo (ya que se trata de abordar una conversación difícil) emocional y mentalmente ordenada”. Bajo la misma línea agrega que la conversación debe ser abordada como un “proyecto compartido”, tratando de no generar “heridas y resentimientos que puedan dañar la relación familiar”. Para lograrlo, es clave que las partes involucradas “construyan juntos las diferentes alternativas de separación que podrían abordar, buscando las alternativas más convenientes para todos y para la empresa”.

Los negocios de familia requieren de otro tipo de tratamiento y seguimiento, dice Hambra, ya que en la empresa familiar corre un “alto grado de emocionalidad”, por lo que suele inhibir “la capacidad de tener conversaciones para posibles decisiones y conversaciones para coordinación de acciones”. Es por eso que aconseja que se debe trabajar en “despersonalizar el conflicto” ya que no se trata de separarse “porque vos siempre” o “porque yo nunca”, sino que es un conflicto de “choque de intereses, de deseos, de formas de ver las cosas, de modos de pensar, de acciones o direcciones”, concluye.

No hagas negocios sin ella