Ser o no ser creativos, esa es la cuestión. A la hora de pensar en expandirse y dirigir el crecimiento, y en un contexto global complejo y competitivo, las pymes suelen priorizar la búsqueda de capital, de socios estratégicos o ideas fuera de ellas mismas. Sin embargo, muchas veces, el proceso puede transitarse de manera más sencilla, rentable y eficiente poniendo en juego la creatividad interna.
“El fomento de ese factor en una pyme puede constituirse en un aspecto clave de su desarrollo. Creatividad e innovación van de la mano y las empresas pueden ser creativas aún en entornos difíciles como los actuales: es más, cuanto más lo sean, mejores serán sus perspectivas de desarrollo a todo nivel”, destaca sobre el tema Gabriel Aramouni, director de la Escuela de Administración y Negocios de la Universidad de San Andrés (Udesa).
En diálogo con Multitaskers, Aramouni, quien también es director del Centro de Educación Empresaria de la misma casa de estudio, advierte que “no se trata sólo de una declaración: hay que darle forma, metodología y seguimiento a ese proceso”, propone.
Sucede que, muchas veces, incluso, la creatividad es la que puede garantizar la continuidad del proyecto empresarial. En ese sentido, Alfredo Terlizzi, gerente de Operaciones de la consultora HuCap, advierte que ésa puede ser la clave para mantener el espíritu con el que la pyme se fundó y, así, evitar el “ciclo natural” que, muchas veces, provoca que en cortos períodos de tiempo, menores a cinco años, muchas de ellas se debiliten o, incluso, desaparezcan.
Por eso, resalta que “la creatividad e innovación son dos fuentes de energía constantes e inagotables que pueden producir no sólo resultados extraordinarios, sino también sustentables en el tiempo para anticiparse a los cambios”.
Los expertos destacan que “no basta” con tomar la decisión de apelar a la creatividad interna. Para ellos, a la voluntad hay que acompañarla con “medidas concretas”. El primer paso, recomiendan, es conformar un equipo interfuncional y estable que sea la base inspiracional de ese modelo creativo. “Los fundadores y cada uno de los responsables de la conducción de la empresa son claves a la hora de impulsar estos cambios. Hace falta imaginación, creatividad y compromiso y que estos factores estén puestos en la dirección correcta”, asegura Terlizzi.
El compromiso de los altos mandos es indispensable pero, también, un desafío en sí mismo. “Si los propietarios concentran el poder y las decisiones, no promueven sistémicamente la generación de nuevas iniciativas, se mantienen aferrados a esquemas conocidos y no tienen una visión internacional y una prospectiva de escenarios futuros, difícilmente, podrá generarse el ámbito adecuado para innovar. Debe entenderse que ganar poder es concederlo, de manera que los colaboradores se sientan parte de la organización y se encuentren motivados para innovar”, sugiere Aramouni.
"Es primordial que las personas se sientan cómodas para opinar. La innovación no es una actividad en sí misma, sino la resultante de una cultura que promueva que las personas cuestionen y propongan.”
Gonzalo Rossi, CEO de Whalecom, consultora especializada en procesos de cambio organizacional, coincide: “Para poder forjar una cultura de creatividad que apalanque la innovación como ventaja competitiva, es primordial que las personas se sientan cómodas para opinar. La innovación no es una actividad en sí misma, sino la resultante de una cultura que promueva que las personas cuestionen y propongan”. Para lograrlo, según el especialista, “hace falta información, la generación de espacios y procesos que alienten la creatividad y una cultura tolerante al error que permita probar prácticas innovadoras”.
Esa gestión de las ideas que pueden no resultar de la manera en que se esperaba inicialmente, también, es clave para que el desarrollo de la creatividad se mantenga a largo plazo. “Los éxitos deben reconocerse y premiarse, pero los errores o fracasos pueden ser alternativas de aprendizaje y, por eso, no deben castigarse”, resalta Aramouni. “Si la cultura es del temor y el castigo, claramente, la creatividad no encontrará espacio para ser desarrollada”, completa Terlizzi.
Para lograr que esa creatividad se convierta en un atributo que pase a formar parte del ADN de la empresa, hay algunas cuestiones a tener en cuenta. Karina Acri, gerente de Servicios al Cliente de ADT, el negocio residencial de Tyco Integrated Fire & Security para Argentina y Uruguay, puso en práctica algunas herramientas con las que logró resultados exitosos a partir de la implementación de portales de autogestión trabajando en conjunto con los distintos departamentos de la empresa en ambos países.
“Es importante fomentar las reuniones de trabajo participativas, donde a partir de una problemática se pueda establecer una matriz de causa y efecto. A partir del análisis de los principales factores, es posible proponer planes de acción. Por lo tanto, focus groups, diagramas de espina de pescado y lluvias de ideas son herramientas sumamente eficaces para que todos se sientan involucrados”, ejemplifica.
Asimismo, Aramouni hace otras recomendaciones en cuanto al capital humano, clave en la generación de estos cambios internos: “Es necesario seleccionar bien a las personas que ingresen a la organización, convocando perfiles adecuados para ir construyendo una cultura emprendedora, ofrecer oportunidades concretas para desarrollar los talentos, fomentar el trabajo en equipo y la inteligencia colectiva e invertir en su capacitación continua”, grafica.
"No debe trabajarse de manera espasmódica o por única vez, sino con continuidad, esfuerzo y seguimiento."
Para Rossi, en tanto, mantenerse actualizados permite tomar decisiones que realmente podrán ser utilizadas a futuro. Para eso, “es importante que las personas tengan acceso a información interna, de la industria y de la competencia para que las propuestas lleguen ya sopesadas por un filtro de realidad”, enfatiza.
Por último, el CEO de Whalecom recomienda mantenerse alerta a esa información que proviene del exterior para utilizarla con inteligencia: “Gran parte de las mejoras implementadas, hoy, provienen de sugerencias de clientes y proveedores, pero para que sus opiniones y recomendaciones tengan impacto, hay que poder escuchar, registrar y luego tener procesos donde la información disponible pueda ser aplicada. Además, hay que medir las mejoras para transmitir el valor de la nueva idea implementada”, resume.
Otro factor clave es el tiempo para que los cambios realmente cooperen con la sustentabilidad. “No debe trabajarse de manera espasmódica o por única vez, sino con continuidad, esfuerzo y seguimiento”, dice Aramouni. Y no deja lugar a dudas acerca de la importancia ineludible de la innovación: “Las pymes pueden y deben pensar en grande y esto supone que deben innovar si quieren consolidarse y crecer. Hoy, ya no es una opción, sino una necesidad”, concluye el referente de la Universidad de San Andrés.
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