En los últimos años, fue ganando bastante terreno dentro de la industria de la construcción y el diseño y todo apunta a que seguirá creciendo con el paso del tiempo, cuando la necesidad de preservar el ambiente se vuelva más evidente y se instrumente en normas legales. Mientras tanto, las nuevas generaciones de profesionales están dotados con una mayor consciencia ambiental y buscan implementar las nuevas tecnologías de la construcción conforme a ello.
Conocida también como arquitectura verde, eco-arquitectura y arquitectura ambientalmente consciente, se la define como aquella que valora el rendimiento de los materiales y de la construcción, los procesos de edificación, el urbanismo y el impacto que los edificios tienen en la naturaleza y en la sociedad. Aspira a promover la eficiencia energética para evitar gastos innecesarios y aprovechar los recursos de su entorno a la perfección.
Federico Grizzo, director de Insege, una firma dedicada al diseño y construcción con el sistema de Steel Framing y Dry Wall, confirma que el primer cambio que está sucediendo en la Argentina, en la construcción tradicional, “es empezar a repensar los materiales y la forma de construir en base a que el edificio genere el menor impacto ambiental posible, principalmente desde lo energético”.
A continuación, el profesional explica cuatro tendencias que marcan el camino de este tipo de diseño arquitectónico, en una entrevista exclusiva con Multitaskers, el sitio de American Express para las Pymes.
Aprovechar al máximo la luz natural es uno de los principales objetivos de este modelo. Algunas estrategias para lograrlo son utilizar colores claros en el pavimento y los objetos de la casa, dejar espacios amplios sin ninguna pared de por medio y derrumbar los ambientes cerrados para lograr que la luz natural se filtre mejor. Otro recurso pueden ser los parasoles según la orientación de cada ambiente.
“El arquitecto debe proyectar teniendo en cuenta el asoleamiento para lograr que el edificio no requiera de un excesivo gasto energético y así llegar al confort térmico”, indica Grizzo. Y ejemplifica: “La ubicación de una vivienda y de los locales dentro de ella en relación al movimiento del sol, así como el tamaño de los paños de vidrio, resultan fundamentales”.
Decir que en el ámbito de la construcción se utilizan materiales que pueden ser nocivos para el medioambiente no es novedad. Tales son los casos del amianto, algunos tipos de aluminio, el poliuretano o el cobre, que acarrean altos costos energéticos y por supuesto ambientales.
En relación a esto, Grizzo sostiene que “a medida que se tenga mayor información acerca del impacto que generan los materiales utilizados actualmente como ladrillo de hormigón, acero y vidrio; se irá incursionando en nuevos sistemas. Sobre todo, si estos se acompañan de mayor eficiencia térmica, rapidez constructiva y costo”.
No obstante, se le está dando más lugar al empleo de elementos naturales como maderas, piedras, pizarras naturales, barro cocido, Paneles OSB, fibras de celulosa de papel reciclado; que son duraderos, resistentes y con la posibilidad (la gran mayoría) de ser reutilizados.
También conocido como “Hogar conectado”. Se trata de la tecnología puesta en función del control y la automatización inteligente de una vivienda. Con ella se puede maximizar la seguridad, elevar el confort y reducir el uso de energía.
Permite incorporar las instalaciones para que puedan funcionar de forma conjunta e integrada, y además realizar una gestión eficiente de los mismos. Actualmente, se puede programar el encendido y apagado de las luces a una determinada hora, que la calefacción del hogar se ponga en funcionamiento cuando se llega a una determinada temperatura o activar automáticamente los regadores del parque.
Con respecto a esto, Grizzo comenta que “el cambio en los costos energéticos en nuestro país está teniendo un impacto directo en la forma de construir. Hoy lo que manda es el ahorro energético y la transformación va por ese lado. Y agrega: “Simplemente cambiando al ladrillo por una construcción en seco de calidad pueden reducirse los consumos energéticos de la casa a la mitad, lo que conlleva no solo un ahorro económico sino también a un menor impacto ambiental de la vivienda”.