Cuando el precio es el adecuado, el producto se vende, pero ¿cómo definir ese punto justo? Entre todas las estrategias posibles, la penetración de precios puede ser una excelente opción para lanzar un nuevo producto o servicio y captar clientes rápidamente.
Es una estrategia que consiste en ofrecer un producto o servicio nuevo a un precio promocional bajo para atraer consumidores y ganar participación de mercado rápidamente. La idea es tentar a clientes que hoy eligen a la competencia con un precio introductorio más atractivo.
Ejemplos comunes: descuentos para primeras compras en tiendas online o períodos de prueba gratuitos en plataformas de streaming.
El objetivo es ganar tracción inicial y lograr que, una vez que los clientes conocen el producto y perciben su valor, estén dispuestos a pagar un precio más alto en el futuro.
Entre los beneficios más relevantes se destacan:
No todo es positivo. Esta estrategia también conlleva ciertos riesgos:
Además, existe el riesgo de que los nuevos clientes se vayan cuando el precio promocional finaliza y regresen a sus marcas anteriores.
Definir precios implica equilibrar lo que querés cobrar y lo que el cliente está dispuesto a pagar, sin perder de vista la competencia. Un precio alto puede hacerte perder participación de mercado; uno muy bajo puede atraer clientes, pero generar pérdidas.
Por eso, elegir una estrategia de precios requiere analizar objetivos, entender al cliente, evaluar márgenes y seguir de cerca las tendencias del mercado.
Ambas estrategias se usan para introducir productos nuevos, pero son opuestas:
La penetración de precios puede ser muy útil para lanzar productos en mercados saturados, pero hay que usarla con precaución. Si se implementa como estrategia de corto plazo y se ejecuta bien, puede ganar participación y fidelizar clientes. Si se aplica sin planificación o durante demasiado tiempo, puede afectar la rentabilidad y debilitar la percepción de marca.