El crowdfounding está cambiando la forma en la que empresas de todo el mundo se capitalizan y logran dar forma a sus ideas. También una manera para que pequeños inversores puedan acceder a negocios otrora reservados para fondos o personas acaudaladas. La construcción es un ejemplo de esta tendencia, que gana adeptos en la Argentina, incluso para jóvenes.
Pero, primero, ¿qué es el crowdfunding? La también llamada financiación colectiva es un mecanismo para financiar proyectos por fuera del esquema tradicional de intermediación financiera. Permite que un promotor de un proyecto acuda a un público masivo para obtener fondos. Estos inversores financian con cantidades reducidas la propuesta, aunque al ser muchos se logra apalancar la idea. En su origen, la tendencia estaba orientada al ‘micromecenazgo’ de ideas de emprendedores; es decir, tenían una función más social.
Con el tiempo, sin embargo, el crowdfunding se expandió a decenas de mercados, en los que un promotor de un proyecto participa del mismo a quienes invierten. Hoy en día, el vinculado a los negocios inmobiliarios es uno de los que más está creciendo, por iniciativas de desarrolladores que salen a buscar a pequeños inversores. En lugar de vender un edificio por departamento, lo hacen por metro cuadrado. Luego, se comparte la rentabilidad final al venderse o bien la ganancia que deja la explotación comercial de lo construido.
Estudio Zabala lanzó en forma reciente su propuesta de crowdfounding inmobiliario. Apunta a los Millennials y a los pequeños y medianos ahorristas. En la práctica, permite que el ahorrista pueda resguardar su capital en ladrillos adquiriendo módulos a partir de 25.000 dólares, según describe Víctor Zabala. ¿Cómo se instrumenta? Por medio de la estructura legal del fideicomiso, el desarrollador permite aportar capital para adquirir terrenos o para la construcción de unidades de viviendas diseñadas bajo su concepto arquitectónico, en excelentes zonas de la ciudad de Buenos Aires o barrios cerrados de Pilar, Tigre y Escobar, explican desde la firma.
En este caso, bajo tres modalidades (A, B o C), el inversor puede aportar, al contado o financiado, módulos de 25.000 dólares o más, a cambio de un porcentual de participación en el proyecto del fideicomiso a desarrollar. La inversión puede hacerse en pesos al valor del tipo de cambio y la rentabilidad estimada es del 10% a 12% anual. El valor de cada módulo es fijo; es decir, no se ajusta por CAC, ni varía por inflación. En el caso de un inversor A, concluido el anteproyecto, tendrá la posibilidad de canjear su aporte por una cantidad determinada de m2 dentro de la unidad funcional específica de su preferencia (con prioridad de elección por sobre un inversor B) y abonando la diferencia restante en cuotas mensuales equiparables al precio de obra que tenga ese proyecto. De no interesarle dicha posibilidad, podrá retirar su inversión, con la ganancia producida por el tiempo transcurrido dentro del proyecto. “El principal objetivo es hacer un tipo de arquitectura que escasea”, explica el arquitecto Zabala, quien tiene más de 20 años de experiencia en construcción y desarrollos inmobiliarios.
Desde el grupo Crowdfunding Inmobiliario Argentino, que agrupa proyectos en la Ciudad de Buenos Aires, el sur del Conurbano y hasta en Neuquén, destacan que hay dos alternativas de inversión. La tradicional, que sigue un Sistema de Inversión Colectiva con un fideicomiso que dura el plazo de construcción y venta. O el de renta, en el que se aplica un sistema de renta colectiva: una vez construido el inmueble, en general comercial, éste se alquila, y genera dividendos para sus propietarios. En el primer caso, prometen duplicar la inversión si se encadenan las inversiones en un plazo de 8 años.
Una característica del crowdfunding es la facilidad y practicidad, ya que se puede invertir o recolectar dinero desde internet. En Crowdium, por ejemplo, es posible invertir online en varios proyectos, con una rentabilidad estimada del 30% en dos años. Bricksave es otra plataforma online que fondea proyectos en Estados Unidos, España y Argentina, entre otras locaciones. Para constructores y desarrolladores, se trata de una forma rápida y eficiente de encontrar inversores para nuevos proyectos.
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