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El tercer oído: una herramienta poderosa para convertirse en un mejor oyente

No te apresures a llenar el silencio, dar consejos o completar los pensamientos de los demás. Para mejorar tu liderazgo, es necesario desarrollar habilidades de escucha activa.

Por Bruna Martinuzzi

El tercer oído: una herramienta poderosa para  convertirse en un mejor oyente

El "tercer oído", un concepto introducido por el psicoanalista Theodor Reik, se refiere a la práctica de escuchar para captar capas más profundas de significado con el fin de entender lo que no se ha dicho directamente, por ejemplo, percibir las implicaciones emocionales transmitidas cuando alguien te está hablando.

Desarrollar esta habilidad es una herramienta poderosa, sin importar la posición que ocupes en la vida. Todos podemos ser más atentos si nos proponemos desarrollar nuestro tercer oído, y nuestra apreciación por lo que impulsa a otras personas puede ser un activo en la toma de decisiones.

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra capacidad de escuchar de manera más efectiva? A continuación, seis consejos prácticos para aumentar tus habilidades de escucha activa y convertirte en un mejor líder.

1. Mejora tus habilidades de escucha con técnicas utilizadas por los psicólogos

Cuando se discuten problemas o desafíos, las personas no siempre son directas. Pueden insinuar preocupaciones significativas, omitir ciertas partes de su historia o expresar información importante de formas indirectas. Conscientes de estas tendencias, los psicólogos y terapeutas a menudo sintonizan con sutiles señales de lenguaje corporal al escuchar a sus clientes. Estas técnicas pueden proporcionar ideas valiosas sobre habilidades efectivas de escucha, incluso en un entorno empresarial. Los siguientes enfoques podrían mejorar tus habilidades de escucha:

• Permanecé presente hasta el final: Mientras la persona se va, es necesario que sigas dándole tu atención completa. Pueden expresar una preocupación crítica mientras están a punto de irse.

• Observá las brechas: Los oyentes atentos tienen más probabilidades de notar inconsistencias o cosas que quedan sin decir. Podés sondear gentilmente estas áreas, hacer una pausa y permitir que el hablante comparta lo que quedó sin decir. Al hacerlo, podés descubrir ansiedades o preocupaciones subyacentes cruciales para guiar y apoyar el crecimiento, ya sea personal o profesional.

• Reconocé la comunicación indirecta: Intentá escuchar cómo se expresan las personas. No todos son directos acerca de sus sentimientos o preocupaciones. Frases como "Fue algo desafiante" podrían ser expresiones suavizadas de frustración o descontento. Quizás realmente signifiquen: "Estoy enojado porque los objetivos del proyecto siguen cambiando". Cuando escuchás el subtexto, involucrás tu "tercer oído" para profundizar en significados y emociones más profundos. Este nivel de escucha puede llevar a conversaciones más perspicaces y productivas.

Adoptar estas técnicas puede ayudarte a aprender cómo ser un mejor oyente y fomentar una cultura de comunicación abierta que construya confianza y comprensión en tus relaciones profesionales.

2. Si realmente querés escuchar, evitá dar consejos

A menudo, en nuestro afán por ayudar, compartimos nuestras propias historias, experiencias o sugerencias. Pero a veces, las personas solo quieren ser escuchadas. Los consejos no solicitados rara vez son apreciados e incluso pueden sentirse intrusivos, como aparecer en la casa de alguien sin previo aviso.

A pesar de ser un comportamiento bien intencionado, los consejos no solicitados pueden interrumpir el proceso de escucha porque el enfoque pasa de tratar de entender al interlocutor a afirmar nuestra propia perspectiva. Al resistir la tentación de intervenir con una solución, estás dejando espacio para que las personas hablen libremente. No tengas miedo de dejar que el silencio haga su parte, ya que puede fomentar compartir de manera más profunda y sincera.

3. Fomenta la comunicación abierta mostrando que estás listo para escuchar

Para los líderes, fomentar un entorno donde los miembros del equipo se sientan cómodos compartiendo sus preocupaciones es esencial. Pero, ¿cómo podés garantizar líneas de comunicación abiertas y demostrar que no solo estás escuchando a tus colegas y colaboradores, sino que estás escuchándolos activamente? Considerá lo siguiente:

• Reflexionar sobre la cultura del equipo: Pensá en la dinámica de comunicación actual. ¿Hay temas que se consideran tabú? ¿Los miembros del equipo dudan en plantear problemas por temor a represalias? Si es así, es necesario trabajar activamente para cambiar esas percepciones solicitando comentarios en reuniones de equipo o sesiones individuales, por ejemplo, o a través de canales de retroalimentación anónimos.

• Dar ejemplo: ¿Dejaste claro que tu puerta está completamente abierta para todos, sin importar el nivel que ocupen en la jerarquía corporativa? El comportamiento, la calidad de las respuestas y la participación proactiva son los factores que realmente demuestran tu compromiso.

• Abordar barreras para la comunicación: Las percepciones de las personas tienden a convertirse en su realidad. Pueden percibir barreras para la comunicación, incluso si realmente no existen. Intentá reconocer este tipo de barreras y trabajá para derribarlas, quizás organizando sesiones de capacitación sobre comunicación efectiva o proporcionando plataformas donde los miembros del equipo se sientan seguros compartiendo.

4. Priorizá la escucha activa en tu desarrollo profesional

Si reconocés que la escucha activa no es tu punto fuerte, quizás sea una buena idea tomar medidas proactivas para desarrollar y mejorar esta habilidad. Puede marcar la diferencia tanto en tu crecimiento personal como profesional. Tené en cuenta los siguientes pasos:

• Autoconciencia: Tratá de reflexionar sobre tus hábitos de conversación. ¿Estás permitiendo que otros se expresen completamente, o tenés la tendencia a interrumpir o desviar el enfoque hacia tus propias experiencias? Nadie realmente puede enseñarnos cómo cambiar estas tendencias; tenemos que tomar conscientemente la decisión de romper estos hábitos.

• Comprometete con el crecimiento: La escucha activa es una habilidad que se puede aprender y perfeccionar. Es clave priorizarla en tu desarrollo como líder.

• Buscá ayuda externa: Quizás sea una buena idea anotarse en una clase de escucha estratégica o asociarte con un coach empresarial con experiencia en ayudar a otros a perfeccionar sus habilidades de escucha.

5. Cuestiona tus suposiciones

Es natural que hagamos suposiciones mientras escuchamos, ya que nuestros cerebros están cableados para ser eficientes y predictivos. Si bien estas suposiciones pueden ayudarnos a procesar información rápidamente, las referencias constantes a experiencias pasadas o creencias también pueden obstaculizar nuestra capacidad para entender completamente lo que se está diciendo. Las personas con excelentes habilidades de escucha son conscientes de este sesgo cognitivo y trabajan activamente en su contra.

Al participar en conversaciones, es clave permanecer presente, escuchar atentamente y resistir la tentación de sacar conclusiones o llenar los vacíos con tus propias interpretaciones. Es necesario hacer una pausa y preguntarse: "¿Estoy inventando mi propia versión de lo que escuché, o realmente estoy escuchando?" Nuestro "tercer oído" exige que vayamos más allá de estos juicios automáticos para percibir el mensaje auténtico del hablante.

6. Humildad para mejorar la escucha

La verdadera escucha a menudo exige humildad intelectual: la comprensión de que no poseemos todas las respuestas y que otros pueden tener ideas que no hemos considerado. En pocas palabras, es estar cómodo con estar equivocado. Esto puede implicar:

• Reconocer que tenemos algo que aprender de los demás.

• Abordar los diálogos con una mente de principiante.

• Mantenernos abiertos y receptivos a nuevas ideas.

• Resistir la tentación de dirigir la conversación, basándonos en preconcepciones.

Como dijo acertadamente la consultora, maestra, líder y oradora Margaret J. Wheatley: "Tenemos la oportunidad muchas veces al día, todos los días, de ser aquel que escucha a los demás, curioso en lugar de seguro". Aprovechar esta oportunidad tiene el potencial de enriquecer nuestra comprensión y nutrir nuestras relaciones.

Conclusión

Sintonizar nuestro "tercer oído" es una técnica de liderazgo efectiva que nos permite profundizar en las conversaciones; demostrar respeto y comprensión por nuestros compañeros; y en última instancia, mejorar nuestras relaciones personales y profesionales. Cuando hacemos un esfuerzo concertado para ir más allá de la audición superficial y abrazar los matices y emociones de una conversación, desbloqueamos un nivel de comunicación que puede fomentar la confianza, la empatía y una conexión genuina. 

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