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Empresas e impacto social: acciones que despiertan el espíritu y la ‘vocación solidaria’ de los empleados

Desarrollo organizacional, liderazgo personal, impacto positivo y engagement son algunos de los beneficios que ofrece la participación de misiones sociales. Cómo incentivar las propuestas humanitarias y cuáles son los casos ejemplares.

Empresas e impacto social: acciones que despiertan el espíritu y la ‘vocación solidaria’ de los empleados

Más se da, más se aprende. La iniciativa de realizar acciones solidarias para los que más lo necesitan tiene un componente mucho más fuerte, que va más allá del intercambio material. Aprendizajes como la empatía, el liderazgo, la humildad y, sobre todo, trabajo en equipo (cuando la misión social se realiza en conjunto), son valores que contribuyen y mucho a los colaboradores que facilitarán los ambientes internos del trabajo.

“Despertar las emociones solidarias y ponerlas al servicio del desarrollo organizacional y personal, genera un altísimo impacto positivo en los colaboradores y en su engagement o compromiso con la compañía”, explica en su entrevista con Multitaskers Lorena Loustau Consultora de Whalecom, compañía especializada en desarrollo y gestión del cambio. La participación de los empleados en acciones solidarias, no solo generan determinadas competencias o valores de la empresa, sino que también despliegan la voluntad social en una experiencia, haciendo concretamente algo por otras personas que pertenecen a poblaciones vulnerables.

Los proyectos

Los proyectos solidarios que surgen y donde participan las empresas, son muy variados y poseen distintos formatos. Cada propuesta, tendrá un objetivo final que busca ir más allá de la acción humanista. Para el caso de Whalecom, las distintas ideas se adaptan a la disponibilidad e interés de cada empresa y al nivel de madurez que tengan respecto del tema. “Siempre son desarrollos customizados, a veces dentro de programas de liderazgo, de desarrollo, team building, entre otros. De distintas formas lo que hacemos es crear lazos, puentes entre las voluntades de ayuda social hasta las necesidades reales de un modo creativo e innovador”, sostiene Loustau.

Entre los casos organizado por la consultora de gestión de cambio se encuentran:

‘Bicis solidarias’

El mismo consiste en que, en grupos de 5 personas, se arme una bicicleta para “clientes reales”, que resultan ser chicos de diferentes villas y barrios vulnerables. En esta oportunidad, los equipos reciben las instrucciones, planos, el material las partes del rodado, las herramientas, que eventualmente tendrán completo o necesitarán obtener a partir de sus habilidades de negociación con otros equipos. Empresas como SKF, Cargill, La Caja, fueron partícipes de esta actividad.

“En un tiempo acotado, se trabaja el sentido de urgencia, la escasez de recursos, con la asistencia de consultores y mecánicos de bicicletas deberán cumplir con el objetivo y entregarla a clientes “reales” (niños) que, de un modo inesperado y sorpresivo para los participantes, en la última etapa de la actividad, la recibirán, probarán y se las llevarán de regalo de parte de la empresa”, detalla la ejecutiva de la empresa.

“Repercusión solidaria”

En este caso, la propuesta consiste en crear un cajón peruano (un instrumento musical de percusión). Los participantes son invitados al desafío de construirlo. Reciben el material y las herramientas necesarias y un músico les enseña cómo hacerlo en grupo, con un funcionamiento que invita a la colaboración. Antes de finalizar la construcción, de modo inesperado y sorpresivo aparece el “cliente” (niños, adolescentes familias en situación de vulnerabilidad) que llegan para chequear la calidad de lo realizado y contribuir con la terminación del instrumento.

“La exploración, el intercambio, el juego y el disfrute colectivo, se hacen cargo de la escena dando lugar a emergentes grupales que permiten trabajar valores y una amplia diversidad de competencias. Todos, ‘luthiers’ y ‘clientes’, terminan interpretando en armonía, una pieza musical después de aprender juntos los secretos de cómo construir y ejecutar el instrumento”, explica Lousteu.

Los beneficios

Desde su marca, Florencia Bagnardi, creadora de Bentejuego, una juguetería para adultos, también propone talleres que buscan potenciar el espíritu de la solidaridad. Entre ellos, se encuentra el de construir juguetes que luego son donados a niños y niñas con necesidad. Siendo en sus inicios abierto y gratuito para todo el público, Bagnardi y su equipo lo trasladaron a las empresas y lo fueron adaptando según las necesidades de cada equipo, cantidad de personas, el espacio y tiempo disponible.

“El beneficio de los talleres para los equipos de trabajo es la integración y distensión mediante una actividad en la que los participantes se relacionan en un entorno ‘diferente’; donde se promueve la solidaridad mediante la creatividad, el trabajo manual y la colaboración”, remarca la emprendedora que, además, comparte una lista de ventajas que proporcionan esta clase de propuestas: Desarrolla la creatividad; Aumenta la motivación; Reduce el nivel de stress; Mejora el clima laboral; Integra los equipos de trabajo; Promueve valores como la solidaridad, la colaboración y el trabajo en equipo y Realiza una actividad de responsabilidad social en conjunto con los equipos de trabajo.

A gran escala

El aporte a la comunidad y le responsabilidad social no solo provoca que las pequeñas y medianas empresas participen en esta clase de iniciativas, sino también moviliza a las más grande compañías a aportar lo suyo. Un caso concreto puede ser el de Dell Technologies, que introdujo, en 2013, el programa Legacy of Good para el año 2020 con objetivos sociales y de sostenibilidad para implementar su tecnología y pericia, con el fin de mejorar la vida de las personas y el futuro del planeta.

Entre los números más significativos, por ejemplo, la compañía tecnológica logró recuperar más de 900 millones de kilogramos de artículos electrónicos usados mediante programas de reciclado responsable, como Dell Reconnect y los servicios de reventa y reciclado de recursos de Dell. A su vez, se reutilizaron más de 45 toneladas de contenido, plástico y otros materiales sostenibles reciclados en nuevos productos de la marca. Y, por último, se brindaron 5 millones de horas de servicio a comunidades a nivel mundial mediante iniciativas centradas en voluntariado basado en las habilidades, asesoría para estudiantes y desarrollo de nuevas soluciones de tecnología sin fines de lucro.

“Nadia cambia, yo cambio, todo cambia”. El primer paso de las empresas da como resultado una cadena de bienestar que, ligadas personas, marcas y organizaciones, fomentan no solo el bienestar personal, sino también el bienestar mundial.  

No hagas negocios sin ella