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Las vinotecas boutique, un negocio de culto entre los consumidores ‘trendy’

Alentadas por el crecimiento que la industria del vino experimentó en los últimos años, las vinerías que ofrecen productos escasos y exclusivos se propagan en el país. Las historias de éxito.

Las vinotecas boutique, un negocio de culto entre los consumidores ‘trendy’

La expansión de la industria vitivinícola local, cuya producción, hoy, supera los 1.000 millones de litros anuales, con 25.372 viñedos en funcionamiento, generó, además de una importante actividad productiva, la aparición de un consumidor más experto, que busca acceder a otro tipo de vinos.

Conforme el consumo nacional per cápita fue en ascenso -dado que, en 2013, fue de 25,53 litros por persona y superó la marca de los años previos-, también, apareció un nicho interesante para la industria local: las vinotecas boutique, una tendencia que se fue instalando con más intensidad en los últimos años.

Alentadas por una clientela más trendy y exclusiva, que busca que los vinos que consume sean como una especie de joya que sólo algunos pocos saben apreciar, se fueron expandiendo desde las ciudades más importantes del país y, hoy, ya proliferan en el interior. 

La búsqueda del tesoro

Uno de los exponentes de esta tendencia es enoGarage, un proyecto que nació en 2009 y que, apenas en cinco años, logró instalarse en el segmento con siete locales y su propia línea de franquicias.

“Fue una idea que surgió a partir de la actividad que desarrollábamos como distribuidores de bodegas boutique porque detectamos que esos productos tenían muy poca oportunidad de entrar al mercado, dado que las vinotecas trabajaban con otras más masivas. El consumidor, entonces, no tenía muy claro en dónde encontrar este tipo de vinos”, relata a Multitaskers Alfredo Saenz, empresario vitivinícola y fundador de este modelo de negocio que él denomina como “una cadena de vinos escasos”.

Es que la exclusividad y la habilidad de estas vinerías para ofrecer vinos difíciles de hallar, de poca producción pero altamente valorados internacionalmente, son sus principales valores agregados.

"Detectamos que esos productos tenían muy poca oportunidad de entrar al mercado, dado que las vinotecas trabajaban con otras más masivas."

El portfolio es lo que nos distingue del resto. Hoy, tenemos 40 de los 50 vinos mejores puntuados en el mundo, lo que implica un prestigio internacional. Son muy pocos los que trabajan ese parámetro de calidad en Argentina. De hecho, cuando los extranjeros vienen a buscar vinos a nuestro país, buscan los de mejor puntaje, entonces, nosotros nucleamos esa oferta de vinos nacionales con prestigio en el mundo, además de tener vinos escasos y de pequeñas producciones”, explica Saenz. 

En busca de un espíritu similar, nació Vera Wines, una vinoteca boutique que se erige en el tradicional Palacio Vera, ubicado sobre Avenida de Mayo, en pleno corazón de la city porteña, al que sus fundadores definen como “un paraíso art nouveau en medio de la ciudad”. 

“La vinería nació de la convergencia de dos factores: el hallazgo de la propiedad, un lugar magnífico para la guarda de vinos, y el afán de proteger el patrimonio histórico que esta antigua casa guarda entre sus muros. Así, desde su mismísima raíz, la compañía surge del assemblage de estas dos pasiones: los vinos y el conservacionismo”, explica Giselle Potocnik, gerente de Vera Wines.

Las claves del éxito

Lo cierto es que otro de los factores clave que explica la expansión de este tipo de vinerías es la aparición de un consumidor más exigente y conocedor del segmento. Para Potocnik, “ese es la cuestión más importante”, aunque destaca que “la demanda, también, es consecuencia de la oferta de cada vez más y mejores vinos”.

“Nuestros clientes son aquellos que buscan de una experiencia relacionada al disfrute, aprendizaje y valoración del vino, y encuentran un trato personalizado, con etiquetas diferentes que van desde algunas un poco más masivas, hasta pequeñas perlas, como las llamamos nosotros”, grafica la gerente de Vera Wines. 

Para atraer a ese consumidor y brindarle la calidad que busca, en enoGarage, por ejemplo, decidieron que quienes estén en contacto directo con los clientes en los locales sean sommeliers. “Así, garantizamos que los clientes se encuentren con personas que saben de lo que hablan, con un conocimiento profundo de lo que se vende, de cada etiqueta, del mejor momento para su consumo. Nuestro trabajo es muy parecido al de un restaurante cuando arma una carta”, destaca su fundador.

"Garantizamos que los clientes se encuentren con personas que saben de lo que hablan, de lo que se vende, de cada etiqueta, del mejor momento para su consumo."

Otra de las estrategias que llevan a cabo son las degustaciones para dar a conocer su propuesta. Hoy, se realizan entre dos y tres catas semanales en cada uno de sus locales. “Nuestros clientes son apasionados del vino que vienen a buscar este mercado en desarrollo y saben que van a poder beber mejor en estas vinerías porque cuanto más conoces, mejor bebés, es un tema de aprendizaje. Hay una gran cantidad de consumidores que van detrás de estos vinos y muchos han entrado en contacto con este mundo como clientes y han empezado a abrir sus propios locales”, cuenta Saenz.

En base al éxito de este modelo de negocios, con el que han logrado instalar franquicias en lugares como Puerto Madryn y, próximamente, Ushuaia, el empresario confía en que las posibilidades de expansión para el segmento son muchas. 

“Creemos que, en 2015, este mercado va a crecer muy fuertemente porque este cambio en la gastronomía y en los portfolios se está expandiendo a las grandes ciudades, a los puntos turísticos y el proceso natural es que continúe en el interior del país. Es un cambio cultural para el consumidor que empieza a comprender que la calidad está en este tipo de bodegas y ya nunca más vuelve atrás. El trabajo es darlo a conocer, ése es el factor del éxito”, concluye Saenz.

No hagas negocios sin ella