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Restaurante a puertas cerradas, el último capricho trendy

Chefs y sommeliers ahora abren las puertas de sus casas para ofrecer menús especiales y generar espacios agradables. El origen de la tendencia y las ventajas de exclusividad.

Restaurante a puertas cerradas, el último capricho trendy

Con una propuesta gourmet diferenciada y un estilo propio, diferentes emprendedores abrieron sus puertas para darle inicio a una nueva tendencia gastronómica en alza: restaurantes en espacios reducidos, que muchas veces son sus propios hogares. Multitaskers consultó a cuatro restaurantes de la escena porteña para conocer las claves de esta nueva tendencia y las ventajas que ofrece este tipo de negocios.

Estos emprendimientos suelen estar atendidos de manera personalizada por sus propios dueños, que en general son parejas o grupos reducidos de amigos amantes de la cocina. Cuentan con una capacidad para no más de quince personas, que -en algunas oportunidades- comparten la mesa con desconocidos. Se suele servir un menú fijo, que rota cada quince días o según los alimentos de estación. Cada restaurante le suma su toque “de personalidad” para diferenciarse del resto. 

Uno de los pioneros en el mercado es Casa Coupage, que nació en el año 2005 como un club privado de vinos. “Por pedido de los socios comenzamos a abrir como restaurante a puertas cerradas una noche a la semana, luego dos, y seguimos creciendo hasta llegar a las cuatro noches”, cuenta Santiago Mymicopulo uno de los sommeliers de este pequeño resto de nueve mesas en Palermo. 

La propuesta está “claramente basada en la experimentación sensorial, donde el vino es la estrella” y recientemente abrieron una sucursal en Mendoza, a cargo de su socia, también sommelier, Inés Mendieta.

Ambiente cultural

En un PH de Villa Crespo, se puede encontrar otra clase de cocina creativa y de producto estacional, con una capacidad máxima de 15 personas. “La cocina nació del encuentro de artistas, músicos, productores, gente del cine, la publicidad y foodies amantes de la buena cocina”, revela el chef ejecutivo, Ale Langer, de La Cocina Discreta. Abre de miércoles a sábados y sin carteles que indiquen que hay un restaurante, la única forma de llegar es haciendo una reserva.

Casa SaltShaker (foto) comenzó como un juego entre amigos. “Simplemente abrimos. Invitamos algunos conocidos a las primeras cenas, y después creció el boca a boca. Comenzamos con un día por semana, y rápidamente creció hasta 3-5 días por semana, según la temporada”, relatan Dan Perlman, chef, y Henry Tapia, manager general. En este lugar de Barrio Norte, los menús son de cinco pasos con vinos maridajes en una mesa comunitaria para diez personas. 

El caso de Casi esquina Biarritz también involucra conocidos en sus inicios y un viaje. “Mi casa se transformó en el lugar de las cenas para amigos, y en esas cenas surgió la idea de armar algo en mi casa, pero recién después de un viaje a Cuba fue donde conocí los paladares, que son casas de familia donde le dan de comer a los turistas platos típicos cubanos. Así se terminó de formar la idea”, explicó Pablo Fridman, el chef del restaurante cuyo salón es el living de su casa en Villa del Parque, que cuenta con un máximo de doce cubiertos.

Los beneficios

En Casa Coupage, creen que las ventajas de apostar por emprendimientos en espacios reducidos, a diferencia de los grandes restaurantes, es que “la relación que se desarrolla a lo largo de la noche con los comensales excede a la relación que se daría sólo con un cliente”.

Para la Cocina Discreta, “si bien los costos son mucho más bajos, la posibilidad de generar mucho ingreso es acotada. Creo que va más por el lado de hacer lo que a uno le gusta, mucho amor y pasión”. Pablo Fridman de Casi Esquina Biarritz, afirma: “Yo pretendo que los comensales se lleven la experiencia completa, no solo la comida, también la música, y el espacio, empezar con un espacio reducido te permite concentrarte más en la atención y las necesidades del comensal”.

Desde Casa Coupage aclaran que ellos son “un restaurante con todos los papeles al día, ya que se ha especulado con que este tipo de restaurante no pagan impuestos”. En relación a la difusión de estos espacios, todos los miembros de los restaurantes a puertas cerradas le aseguran que es indispensable internet y el “boca a boca” como forma más efectiva de dar a conocer sus servicios. “En ese relato de persona a persona es donde se puede transmitir un concepto, una sensación y un estilo”, explica Mymicopulo de Casa Coupage, a Multitaskers.

¿Llegó para quedarse?

En los últimos años aumentó la cantidad de restaurantes a puertas cerradas, “hay mucha oferta de muy buenos profesionales gastronómicos, y el costo de montar un emprendimiento propio hace casi imposible poder abrir un local a la calle, y no tiene nada que envidiarle a un restorán tradicional”, comenta Fridman.

Esta tendencia crece “porque mucha gente ligada a la gastronomía prefiere vivir bien haciendo lo que ama, creciendo desde un proyecto personal, con libertad creativa y flexibilidad. Estos pequeños emprendimientos son más dinámicos y más productivos si los analizamos desde un punto de vista más humano, no sólo pensando en dinero”, dice Mymicopulo. 

Dan Perlman opina diferente, para él no es que aumentaron esta clase de lugares, sino que cambió el marketing: “Restaurantes a puertas cerradas son parte del escenario gastronómico en el mundo desde 1800. No es una tendencia nueva, ni una creación de jóvenes rebeldes del establecimiento. Lo que cambió es el marketing, con Facebook, Twitter. Cuando abrimos en 2005, eso servicios no existían”.

En tanto, Ale Langer explica que “la gente empezó a interesarse por el minimalismo y los espacios reducidos. Cambió el salir a cenar con vivir una experiencia”. Para él, la evolución del concepto fue lenta, pero “es algo que siempre va a existir aunque sea moda o ya no lo sea”.

No hagas negocios sin ella